'Papá, ¿Cristiano es una persona en verdad o un robot?'

Tirar de la épica está bien. Es emocionante, hace parroquia, el estadio vibra, se cuenta luego a los nietos, se sale del partido hinchado como un pavo y con la sensación de ser invencible, pero, estoy de acuerdo con Cristiano Ronaldo, va a llegar un momento en el que no sea posible.
A vuela pluma recuerdo Almería, Sevilla, Atlético, otra vez Almería y lo de ayer ante Osasuna, como una agonía con final feliz y la Liga en juego. Es tentar demasiado a la suerte y hacerlo de una manera innecesaria. Parece que los blancos necesitan ser espoleados primero y, una vez que sienten la derrota en sus huesos, arremeter brutalmente contra su rival.
Estuve en el estadio y detecté ya una cierta empatía con el respetable que, pese a sufrir y llegar a los últimos momentos con el empate en el marcador –y la Liga perdida-, vivía un ambiente de fiesta, de unión con el equipo y de cierto morbo por disfrutar del minuto en el que entraría el gol.
Es parte de la mística ya del Bernabéu. No sé si el público lo disfruta o el equipo le ha obligado a disfrutarlo de esta manera. No sé quién se ha adaptado a quién, pero las cosas están así. Ni un pito, ni un malestar, ni un reproche al equipo por no tumbar a un Osasuna que pudo rematar el partido en dos ocasiones –una de ellas a puerta vacía-. Si no es por Cristiano Ronaldo, a estas alturas la Liga tendría ya las cintas azules y granas enlazadas en sus asas.
Fue emocionante, se lo reconozco, pero a fútbol no se jugó un minuto. Desde el primer momento un robot –como definió mi hijo de seis años a CR9- asumió la responsabilidad y una y otra vez se plantó en la cara de Ricardo con una transición vertiginosa, pero carente de enjundia futbolística.
Nada que decir de la entrega ni del compromiso de los blancos, sobre todo la del portugués, de Marcelo, de Sergio Ramos… Fue un derroche de pundonor y épica. Cada vez que Cristiano tocaba el balón, aunque estuviera a 50 metros de la portería, el estadio cambiaba de sonido. Se mascaba el peligro, el gol… Es de otra galaxia. Es un fenómeno. Buscó el balón del 3-2, en el 89, con el hambre de un principiante. Lo cazó con la cabeza, muy arriba, mientras se estrellaba contra el poste en la caída y se dejaba el costado maltrecho.
¡Qué espectáculo, señores! ¡¿Qué hubiera sido de este Madrid sin este futbolista?! Un jugador con infinidad de detractores y envidiosos que prefieren agrandar sus defectos en lugar de disfrutar de sus innumerables virtudes.
Como me dijo mi hijo Gonzalo (y perdónenme la autocita) camino del coche: ‘Papá, ¿Cristiano es una persona en verdad o un robot?’ No digo que debamos caer en la ingenuidad de un niño, pero no está mal que, por lo menos, reflexionemos sobre las palabras del portugués después de los 90 minutos: ‘…la culpa fue nuestra. No podemos salir así jugándonos la Liga. Hemos estado mal en todas la líneas…’ Un ‘mea culpa’ del mejor del partido. ¡Para que luego digan que no da la cara! La da dentro y la da fuera. Creo que ha llegado el momento de tomarse a este hombre como lo más cercano –con permiso de Messi- al número uno del mundo. Esta semana, no tengo duda: es para el portugués.
Por cierto, a mi hijo le dije que Cristiano era una persona (está feo engañar a los niños), pero en el fondo creo que es un robot vestido de blanco. Pero eso me sentí incapaz de explicárselo. Que viva con la ilusión de que es una persona y yo con la mía de que es un verdadero robot. Una máquina entrenada para competir. Para ganar.
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es un robot?? nooo ES INSUPERABLE!

jajaja
ese articulo me lo leei yo ayeer
es geniaaal
el niño con lo incente que es ya ve a cristiano perfecto!!!
pero es que es asiíi
tengo ganas q lleguen los mundiales para que vean realmente quien se lleva el méritoo!
si cristiano él solito o messi soolo!
va a estar interesante!

messi acompañado , esta claro!