EL MADRID NO SE RINDE

A la gran decepción y el duro varapalo que supuso el partido contra el Barcelona, el Real Madrid, cinco días después ha respondido como se presupone que debe hacerlo un equipo con la historia y grandeza de los blancos. La respuesta fue contundente y además lo hizo venciendo todos los miedos, y el estado de ansiedad que les atenazaba desde la derrota del gran clásico. Y eso, la verdad, no es tarea fácil, después de todo lo que se ha dicho, y con razón, sobre la forma y el fondo del juego desplegado frente al Barcelona, que le superó en todos los aspectos.

Entre hundirse de forma definitiva, y seguir en la pelea, eligieron lo segundo. Han decidido seguir metiendo presión al Barça y continuar su estela por si, casualidades de la vida, se desvían en su trayecto. Suena a quimera, pero la plantilla madridista, y está en su derecho, todavía cree en el título de liga.

Cinco días después de evidenciar sus limitaciones ante el Barcelona, el equipo de Pellegrini recobró el aliento ante un rival de la zona media, de esos que se le dan tan bien. Sufrió un poco tras el gol inicial del Almería, pero tras el golazo que solito se fabricó Cristiano Ronaldo, la superioridad madridista fue manifiesta. Incluso mereció un triunfo más holgado, algo que impidió el magnifico guardameta almeriense, Diego Alves, que se hartó de parar. Solo Cristiano Ronaldo- me gustó su carácter ganador pero no me gustaron sus gestos al público-. y Van der Vaart, pudieron con su gran resistencia.

El Real Madrid, que ya se había fijado en el portero brasileño, con su exhibición ha disipado cualquier duda. Está claro que la próxima temporada será el guardameta que le discuta a Casillas su puesto en el Madrid. Será el sustituto del polaco Dudek, que se marcha a final de temporada. Diego Alves, es un guardameta muy bueno en todas las suertes. Tiene grandes reflejos, buena colocación, no duda en las salidas y es de los que no se cobija bajo la portería. Además, es un especialista en parar penaltis. Casillas va a tener un duro competidor.

Pero vayamos al partido Almería-Real Madrid. Faltaba comprobar el estado anímico de los jugadores blancos tras hundirse ante el eterno rival, y se ha comprobado que están ó mejor dicho parecen recuperados. Ante las seis finales que le quedan de aquí al final de la liga, no tienen otra opción que la victoria si es que quieren tener alguna posibilidad. La plantilla se ha juramentado para conseguir 98 puntos. Y digo yo, más que un deseo debe ser una obligación de unos profesionales que representan al club de fútbol con más historia del continente.

La victoria en Almería donde sólo habían ganado Valencia y Athletic, al menos, le permite al Real Madrid seguir soñando con el milagro. Para eso tiene que ganarlo todo, y luego esperar que el Barcelona ceda dos empates. Algo que suena a imposible viendo el juego celestial de los azulgranas. Una y otra circunstancia es muy difícil que se pueda producir. Aunque en lo que respecta al Madrid, ganar los seis partidos que restan no es misión imposible, cuando ha sido capaz de ganar doce encuentros consecutivos.

La liga está en manos del Barcelona y depende exclusivamente de ellos. El Madrid lo que tiene y debe hacer es no rendirse y terminar la liga de la mejor forma posible por si suena la flauta un par de veces. Así habría emoción hasta el final del campeonato.

El Real Madrid se comportó como tenia que hacerlo, con gallardía tras la dolorosa derrota del clásico que les dejó tocados y hundidos. Se han levantado, se han juramentado y no se rinden. Apelan a su orgullo, y a ese dicho que dice que mientras hay vida hay esperanza. No depende de ellos, pero el rival siempre juega más incomodo si se siente presionado. El Madrid tiene el deber de incomodar y apretar hasta el final.

En una palabra, que no se rinden.