Si Higuaín fuera Cristiano Ronaldo…

Higuaín su marca de calzado no le hace botas moradas ni amarillas. No tiene abdominales. Juega siempre despeinado. Vive de la caridad de algunos pases buenos, de muchos balones malos a los que nadie corre y de lo que se va fabricando sobre la marcha. No tiene una sociedad con Kaká ni con Cristiano Ronaldo. A menudo, recoge las migajas de éstos y las convierte en gol. No le dejan tirar las faltas ni los penaltis. Casi siempre le cambian el primero. No se queja ni hace aspavientos. Si falla él, la afición se remueve incómoda en la butaca. Si falla Cristiano, no pasa nada. De haber tirado al muñeco, como hizo Cristiano en el Camp Nou, no sabemos qué hubiera sido del pobre Higuaín... Por eso, está obligado a marcar siempre. Y el día que no lo hace, se le condena a la mediocridad.
En esa competencia sana que debe haber en todo vestuario, Higuaín está dando sopas con honda a todos. Empezando por Benzemá, siguiendo por Kaká y terminando por Cristiano. Dicen que va a tener la renovación como premio. Pero, al estar siempre bajo sospecha, uno no sabe si eso no es más que el primer paso para venderlo. Quitar el puesto a otros tiene ese precio.

AL CONTRAATAQUE: En los años 70, el Atlético era el rey del contraataque. Ahora, el Madrid ha heredado ese modelo. Nadie se mueve a la contra como lo hace el Madrid. No es ningún desdoro ni ninguna vergüenza. Es un estilo más de los muchos que pueblan el fútbol. Simplemente, conviene analizarlo para que no nos vendan la moto. El problema del Madrid llega cuando un equipo le propone que tenga el balón y que ataque. Y se resuelve cuando el rival, el Tenerife, por ejemplo, quiere llevar la iniciativa. Entonces, a la contra, el Madrid es letal. Que no digo yo que sea bueno o malo. Simplemente que tiene gracia gastarse un dineral para acabar jugando como el Atleti de los años 70.

EL EFECTO SCHUSTER: Bernardo sacó la lengua a pasear. El alemán insinuó que, en su época de entrenador del Real Madrid, alguien vetó el fichaje de Villa. Apuntó a los despachos, al vestuario y, con una tos delatora, deslizó que Raúl hizo de secretario técnico. Es verdad que Schuster no ha estado elegante, que se le puede acusar de desleal, de bocazas, de indiscreto... pero ¿y si fuera verdad? Ya lo dijo Confucio: "Cuando alguien pone el dedo en la llaga, sólo los tontos piensan que lo importante es el dedo".

EL REHABILITADO: Quique Flores ha recuperado para la causa a Reyes. Se lo empezó a trabajar en Lisboa y lo está terminando de pulir en el Atlético. Quique recibió un desecho de tienta, un jugador acabado, un tipo desorientado y fuera de la realidad. El técnico está devolviendo a la grada la versión sevillana de Messi. Con una particularidad: Reyes fue jugador del Real Madrid y eso, en el Calderón, no se perdona. Es como salir a jugar con los bubones de la peste por todo el cuerpo. José Antonio es hoy un tipo rehabilitado, un jugador nuevo, el típico futbolista que tiene en la cabeza la jugada antes de hacerla. Que le dure.

LAS CLÁSICAS: Empiezan las clásicas en ciclismo. Frío, adoquines, estrecheces, muros... Flecha ha ganado la primera de la temporada. No son carreras con gran tradición entre los españoles, pero es otra forma de entender la bicicleta. Viendo la dureza de las clásicas, uno llega a pensar que los del Tour son unos señoritos.

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